El colesterol ha sido etiquetado como el villano de la salud cardiaca, pero en realidad no todo el colesterol es malo. Este lípido es esencial para muchas funciones del cuerpo: forma parte de las membranas celulares, ayuda a producir hormonas y participa en la digestión de las grasas. El problema aparece cuando sus niveles se desequilibran. Comprender los tipos de colesterol y su relación con el riesgo cardiovascular es el primer paso para cuidar el corazón.

Para realizar este artículo consultamos con un especialista.

El Dr. Manuel I. García Sánchez,  Cardiólogo especialista en: Diagnóstico Cardiológico nos explicó y aclaró nuestras dudas sobre este tema. 

Consulte a su doctor para conocer más sobre su salud cardiaca.

El colesterol “bueno” (HDL)

El colesterol HDL (lipoproteína de alta densidad) se conoce como “bueno” porque ayuda a eliminar el exceso de colesterol de la sangre, transportándolo hacia el hígado para ser eliminado.
Niveles altos de HDL reducen el riesgo de enfermedades del corazón. De acuerdo con la American Heart Association (AHA), los valores ideales son mayores a 40 mg/dL en hombres y 50 mg/dL en mujeres.

El ejercicio regular, una dieta rica en grasas saludables (como aguacate, nueces o aceite de oliva) y evitar el tabaco pueden ayudar a mantener el HDL en niveles óptimos.

El colesterol “malo” (LDL)

Por otro lado, el colesterol LDL (lipoproteína de baja densidad) es el conocido como “malo”, ya que cuando está elevado tiende a acumularse en las paredes de las arterias formando placas de ateroma. Con el tiempo, estas placas estrechan los vasos sanguíneos y aumentan el riesgo de infarto o accidente cerebrovascular.

La AHA recomienda mantener los niveles de LDL por debajo de 100 mg/dL, aunque en personas con antecedentes familiares o factores de riesgo se busca que sea aún más bajo.
Reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, embutidos, mantecas y frituras es una medida clave para mantenerlo bajo control.

Los triglicéridos: un marcador igual de importante

Los triglicéridos son otro tipo de grasa en la sangre que, al elevarse, también contribuye a la formación de placas en las arterias. Su aumento suele estar relacionado con exceso de azúcar, alcohol y sobrepeso.
Niveles superiores a 150 mg/dL se consideran elevados. Dormir bien, evitar el sedentarismo y moderar el consumo de carbohidratos refinados (pan blanco, refrescos, dulces) ayudan a mantenerlos en rango saludable.

Un equilibrio que se construye día a día

La buena noticia es que los niveles de colesterol y triglicéridos pueden mejorar con cambios en el estilo de vida: comer más frutas, verduras y fibra; sustituir grasas saturadas por insaturadas; y realizar actividad física al menos 150 minutos por semana.
Si hay antecedentes familiares, hipertensión o diabetes, se recomienda checar los niveles de colesterol cada año.

El colesterol no es el enemigo: el desequilibrio lo es. Controlarlo a tiempo puede reducir hasta un 50% el riesgo de infarto, según la European Society of Cardiology.

Ante cualquier duda o resultados fuera del rango normal, consulta siempre con tu cardiólogo.

Fuentes de consulta

  • American Heart Association. (2023). Cholesterol Levels: What You Need to Know. Recuperado de: www.heart.org

  • Mayo Clinic. (2024). High cholesterol – Symptoms and causes. Recuperado de: www.mayoclinic.org

  • European Society of Cardiology. (2021). Guidelines for the management of dyslipidaemias. European Heart Journal, 42(34), 4148–4204. https://doi.org/10.1093/eurheartj/ehab484